Las marcas ‘fast fashion’ y la moda sostenible sí son compatibles

La durabilidad de la ropa ha pasado de varios años a unos cuantos meses. La calidad en los procesos de las cadenas ‘fast fashion’ no es la mejor del mercado; sus principales objetivos son mayores ventas con mayor frecuencia. Sin embargo, estas empresas ya han empezado a preocuparse también por un mundo más sostenible

Para hacer uso eficiente de los recursos en beneficio del planeta, una de estas marcas ha lanzado a través de su página web una campaña que permite a los clientes personalizar sus bolsos de cuero. Este material ha sido producido en curtidores certificados que utilizan energía renovable y tecnologías que reducen el consumo de agua.

Otra cadena ha puesto en marcha un programa de recolección de prendas: la ropa que no se ha desgastado y puede usarse, se venderá como artículos de segunda mano; los textiles inservibles, se utilizarán para nuevas colecciones, y los que no tengan una segunda oportunidad en la industria de la moda, servirán para la fabricación de productos como materiales humectantes o aislantes para la industria automotriz. 

Asimismo, se han firmado acuerdos como el liderado por el director ejecutivo de Kering, François-Henri Pinault, en el que 32 compañías de moda se han comprometido para combatir los gases de efecto invernadero, instaurar el uso de energía 100% renovable en la manufactura y eliminar el plástico de un solo uso para 2030.

¿Sabes por qué se llama ‘fast fashion’?

El concepto ‘fast fashion’ se utiliza cuando las cadenas de moda llevan a cabo procesos de manufactura de respuesta rápida: producen prendas de baja calidad a precios accesibles para que el consumidor compre en mayor cantidad y con mayor frecuencia.

Estas grandes empresas basan su modelo de negocio en la introducción de nuevos diseños de prendas que sustituyen rápidamente a sus predecesores. Estas cadenas mantienen sus colecciones de temporada por un periodo máximo de 6 semanas; después las renuevan. 

La mayoría de las marcas ‘fast fashion’, que emplean fibras sintéticas derivadas del petróleo como el poliéster o el nylon, maquilan en países como Bangladesh, Camboya, Vietnam o India, donde la mano de obra tiene un precio sumamente bajo.

Aunque sus mayores productores ya parecen preocuparse por esta situación, la industria textil es la segunda más contaminante, causante de al menos el 20% de la contaminación acuífera. Su daño inicia desde el momento en que se elabora la prenda y continúa cada vez que se lava en casa.

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